CEREZO SILVESTRE

Prunus avium

El cerezo es un árbol de hoja caduca no espinoso que puede alcanzar hasta 25 metros de altura, de tronco grueso, con la corteza grisácea que se va ennegreciendo con el tiempo. Las hojas tienen el margen aserrado, el ápice muy puntiagudo y pelo en el envés.
Las flores aparecen desde mediados de primavera a principios de verano, agrupadas de 2 en 2, son de color blanco, olorosas y aparecen a la vez que las hojas.
Tras la fecundación se forman las características cerezas que maduran en verano y son de color rojo brillante, en ocasiones con manchas amarillentas o anaranjadas. Las cerezas silvestres muestran un sabor entre ácido y amargo.

Habitat y Distribución

Habitualmente aparece de forma esporádica en bosques caducifolios de robles, hayas o mixtos, en toda la mitad septentrional y muy raramente hacia el sur. Prefiere los lugares frescos y sombríos en zonas de montaña. No tiene preferencias por ningún tipo de sustrato, aunque requiere suelos profundos para su mejor desarrollo. Es una especie ampliamente cultivada para la obtención de sus frutos, que constituyen además una buena base alimenticia para numerosas aves, las cuales contribuyen enormemente a la diseminación.

Usos y Costumbres

La madera es una de las más vistosas, duras y reconocidas en la actualidad. La Comunidad Europea subvenciona el cultivo de esta especie por sus fines madereros y ecológicos, si bien, el crecimiento de los ejemplares es lento. La madera es muy apreciada para ebanistería. También empleada en tornería, para objetos que deben ser perforados, como pipas o instrumentos musicales. La corteza da un tinte de color amarillo. Los rabillos de cereza se emplean para hacer un tónico diurético. El jarabe de guinda es usado para la tos. Tiene propiedades depurativas, antianémicas, analgésicas, etc.


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